Los Ministerios de Defensa y Cultura hacen un balance positivo de la primera campaña de protección del patrimonio, en la que han localizado 128 restos arqueológicos entre las zonas de Tarifa y el Guadalquivir
Virginia León / Cádiz | Actualizado 06.10.2010 - 05:00
A cuatro millas de la costa gaditana, frente a las aguas de la Base Naval de Rota, permanece hundido uno de los pecios entre los 500 y 800 que atesora el litoral gaditano. Uno de los 128 restos arqueológicos o "contactos" -como les llaman técnicamente desde la Armada- que han sido localizados entre el área de la desembocadura del Guadalquivir y Tarifa, a tenor de la campaña de protección de patrimonio arqueológico subacuático puesta en marcha por el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía, con la participación del Centro de Arqueología Subacuática (CAS).
No se trata del Santísima Trinidad ni del Reina Regente -que aún no han sido localizados-, pero sí de una parte sumergida de nuestra historia, hasta cuyas coordenadas arribó el cazaminas Sella, una de las embarcaciones destinadas a las labores de búsqueda e identificación de los naufragios. Desde aquí las ministras de Defensa, Carme Chacón y de Cultura, Ángeles González-Sinde, en compañía del consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Paulino Plata y la delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, pudieron visualizar las imágenes que de estos vestigios emitía el vehículo de control remoto (ROV), sumergido previamente en las profundidades del apacible Océano del que se pudo disfrutar ayer.
Su avanzado mecanismo permitió vislumbrar algunas de las múltiples radiografías realizadas de nuestros fondos durante el primer mes de trabajo, del que se hizo un "exitoso" balance, en este frente abierto hacia la protección de nuestro rico legado histórico subacuático.
Según indicó el jefe de campaña, Daniel González Aller, durante estas semanas se han localizado 128 restos arqueológicos o contactos, de los cuales 15 ya han sido identificados y sólo uno -correspondiente a un conjunto de anclas del siglo XVIII-, ha sido declarado de gran interés arqueológico.
Son los primeros datos de un programa puesto en marcha a fin de completar la carta arqueológica subacuática del litoral español que facilite la localización, identificación y evaluación de los yacimientos. Una labor que, tal y como señaló la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, pretende descifrar las páginas de "ese libro vivo que es el mar, en cuyo lecho está escrita una parte muy importante de nuestra historia".
Tras alertar sobre el atractivo que suscitan estos pecios, incidió en la necesidad de protegerlos ante el expolio y en las ventajas que aporta su mayor conocimiento de cara al presente. "La oportunidad de leer este libro sólo surge una vez", dijo.
La ministra de Defensa, Carme Chacón, hizo referencia a las bellas palabras de Álvaro Mutis en relación a la vocación, voluntad y obligación de conservar este legado. "Donde unos ven un botín, nosotros vemos historia, donde unos ven oro, nosotros encontramos patrimonio y donde unos quieren expoliar, nosotros queremos conservar".
Y aunque avanzó que ninguno de los hallazgos responde a los emblemáticos buques -Reina Regente y Santísima Trinidad- de cuyas búsquedas partió el ambicioso proyecto, resaltó la valiosa "experiencia" adquirida a la hora de completar el trabajo de futuro, "que con el tiempo permitirá que la arqueología subacuática deje de ser una asignatura pendiente".
Por su parte el consejero de Cultura, Paulino Plata, destacó la importante labor de coordinación entre las distintas administraciones participantes, antes de valorar la riqueza de este patrimonio sumergido, "de los más ricos del mundo". "Pocos países cuentan con esta historia y pocos tienen el interés de España por protegerla", aseguró.
El consejero señaló la atención que desde siempre ha prestado el gobierno andaluz a esta labor de protección, como muestra la creación del Centro de Arqueología Subacuática (CAS) en el año 1997 y la puesta en marcha de las cartas arqueológicas de los fondos. Labor que ha permitido la pionera declaración de Bien de Interés Cultural de 56 zonas protegidas y la declaración de 42 zonas de servidumbre. Un número de yacimientos que puede ampliarse con este proyecto.
Y es que el convenio firmado entre los ministerios de Cultura y Defensa ha puesto sobre la mesa los medios materiales y humanos necesarios, así como los fondos documentales de que dispone la Armada, en la protección de estos vestigios.
Concretamente han participado en esta campaña que mañana concluye los cazaminas Turia -del 8 a 17 de septiembre- y Sella -del 20 de septiembre al 7 de octubre-, así como la lancha del Instituto Hidrográfico de la Marina Escandallo. Más de un centenar de marinos, además del equipo mixto de buceadores procedentes de la Unidad de Buceo de la Flotilla Contra Minas y del CAS, han trabajado mano a mano en el proyecto con minuciosos sistemas de detección. Entre ellos, un sonar de profundidad variable -para la detección, localización y clasificación de objetos sobre el fondo marino-, un vehículo de control remoto ROV Pluto Plus -para la identificación mediante cámaras de televisión de los restos detectados-, un sondador multihaz -para los trabajos de mapeo y visualización de los fondos- y un sónar de barrido lateral -equipo portátil de alta resolución-.
Este convenio, en el que se han invertido más de dos millones de euros , se enmarca en el Plan Nacional para la Protección del Patrimonio Arqueológico y forma parte de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de la Unesco que España ratificó en 2005.
Una primera campaña enmarcada en la actividades previstas en el Protocolo General sobre colaboración y coordinación en este ámbito suscrito en julio de 2009 en Cartagena. Ahora, sólo falta ahondar en los primeros resultados de este rastreo por el libro del rico legado sumergido del litoral español, andaluz y gadit
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